España mira al mar. Es uno de los países con mayor biodiversidad marina con más 11.000 especies y, gracias al esfuerzo científico, seguimos descubriendo organismos nuevos para la ciencia en pleno siglo XXI. Con motivo de la celebración del Día de los Océanos, el 8 de junio, ponemos en valor cada una de las piezas de los ecosistemas marinos, cuya conexión contribuye a mantener el equilibrio del planeta y a salvaguardar nuestro bienestar.
En estos tiempos de pandemia, hemos detenido nuestra mirada, aún más si cabe, en la necesidad de conservar el patrimonio natural para salvaguardar nuestra salud y en la importancia de actuar de forma decidida ante las múltiples amenazas que sufre el océano, como son la acidificación, la destrucción de hábitats, la pérdida de biodiversidad, la contaminación o el cambio climático, derivadas en gran medida de prácticas no sostenibles.
Urge poner en marcha iniciativas ambiciosas y coordinadas que permitan abordar los retos que afrontamos a nivel global y local. Uno de los instrumentos que nos va a orientar las líneas a seguir es la nueva Estrategia de Biodiversidad de la Unión Europea, que establece acciones y compromisos a largo plazo para revertir la degradación de los ecosistemas y proteger la biodiversidad en beneficio de las personas, el clima y el planeta.
Entre sus principales metas, este ambicioso plan fija el objetivo de alcanzar el 30% de áreas protegidas, tanto marinas como terrestres, en 2030, y que sean gestionadas de forma eficaz, bajo el paraguas de la Red Natura 2000, la mayor red de espacios protegidos del mundo. Este compromiso es similar al que ya había establecido el Gobierno de España en la Declaración de Emergencia Climática.
En el marco del proyecto LIFE INTEMARES, seguimos avanzando en esta senda. Entre las acciones impulsadas, estamos analizando las insuficiencias de representatividad de los hábitats y especies de interés comunitario en los espacios marinos de la Red Natura 2000 para presentar propuestas que permitan completar esta red de espacios protegidos en España y asegurar su coherencia, en el camino hacia ese ambicioso objetivo de protección marina.
En la línea de mejorar el conocimiento de nuestros mares, hemos llevado a cabo 10 campañas oceanográficas, cinco de las cuales para conocer los hábitats y especies presentes en nuevos espacios, para su posible declaración como espacios de la Red Natura 2000. En este ámbito, hemos explorado Cabo Tiñoso en Murcia, Cap Bretón en el Pais Vasco y los montes submarinos de Mallorca.
Para contribuir a mejorar la elaboración de los planes de gestión de los espacios declarados, se ha realizado una campaña en las islas Columbretes y se han analizado las interacciones con actividades pesqueras en cuatro campañas en el Canal de Menorca, en el Banco de la Concepción en las islas Canarias y dos de ellas en los sistemas de cañones de Avilés. Además, se está proporcionando conocimiento científico clave para la gestión de ocho Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) que se estudiaron en el anterior proyecto LIFE+INDEMARES, incluyendo inventarios de biodiversidad, características geomorfológicas y cartografía de detalle de los hábitats marinos profundos.
La ciencia, por lo tanto, constituye una de las herramientas básicas para lograr una gestión eficaz de los espacios marinos protegidos, pero también es imprescindible la participación social, que garantice oportunidades de implicación para todos.
En esta línea, hemos iniciado nueve procesos participativos para involucrar de forma activa a los sectores socioeconómicos y a la ciudadanía en la elaboración de estrategias y planes de gestión que permitan compatibilizar los usos y actividades con la conservación de los valores naturales en los espacios marinos protegidos.
Además, estamos sentando las bases para reforzar los mecanismos de coordinación entre diferentes administraciones a nivel territorial y sectorial, así como para avanzar hacia una mejor gobernanza y coordinación del medio marino desde un enfoque participativo que integre a todos los gestores y actores.
También se han llevado a cabo procesos participativos para la elaboración del futuro plan director de la Red de Áreas Marinas Protegidas de España (RAMPE), una herramienta imprescindible que establecerá los criterios de inclusión de los espacios a esta red, sus objetivos, directrices y programa de actuaciones.
Además de convertir al menos el 30 % de la superficie marina de Europa en zonas protegidas y gestionadas de manera eficaz, la Estrategia de Biodiversidad incide en la necesidad de recuperar los ecosistemas degradados.
Desde el proyecto LIFE INTEMARES, hemos impulsado medidas concretas para lograr el buen estado ambiental del medio marino, favorecer la conservación y la restauración de especies y hábitats. Además, apoyamos proyectos a través de otros fondos, que persiguen la restauración de hábitats. Es el caso del proyecto Rescap, del programa Pleamar, que persigue la conservación y recuperación de poblaciones de gorgonias de profundidad mediante restauración ecológica o el proyecto Restaura Coral, del programa Empleaverde, que impulsa el emprendimiento azul en una iniciativa tan innovadora como la restauración de los arrecifes.
En esta línea también se incluyen en el proyecto actuaciones para el control de especies invasoras, otro de los ejes prioritarios de la Estrategia de Biodiversidad de la Unión Europea. En concreto, vamos a desarrollar un sistema de información sobre especies alóctonas y a caracterizar su distribución en el mar.
Ya son más de 6.000 las personas directamente implicadas en el proyecto LIFE INTEMARES y más de 800 organizaciones. Las decisiones que adoptemos hoy son fundamentales. Estamos a tiempo de afrontar este reto entre todos y todas para proteger el océano y garantizar nuestro bienestar.
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